La crisis de materias primas, las dificultades de la cadena de suministros, el alza generalizada de precios y la invasión rusa de Ucrania están empujando a las empresas a buscar soluciones a los desafíos logísticos que generan. El aumento de stocks para sortear esta conjunción de factores y afrontar la demanda se ha convertido en una necesidad ineludible de las empresas.
La apuesta transversal del tejido empresarial para disponer de más stock se concreta, principalmente, a través de dos actuaciones. Por un lado, están tratando de optimizar sus actuales infraestructuras a través de tecnología y digitalización y, por otro, aumentar sus instalaciones de almacenaje.
Los consumidores online demandan rapidez y reducción de los tiempos de entrega, además de una trazabilidad de los envíos. En este contexto, el tiempo y la precisión son fundamentales para el sector, ya que un pequeño incidente en algún punto del proceso puede llegar a causar un efecto dominó que suponga la diferencia entre ser eficiente o llegar tarde. Para satisfacer estas expectativas, las empresas necesitan nuevas tecnologías que les permitan obtener una mayor eficiencia en costes, como soluciones de análisis, automatización y seguimiento.
A pesar de que la inmologística está en auge, los precios del suelo y de la construcción de nuevas plataformas conllevan la búsqueda de soluciones para afrontar los desarrollos. Por ejemplo, operadores logísticos y cargadores, como la firma de joyería UNOde50, están invirtiendo en almacenes verticales. “Queremos optimizar el espacio y el metro cuadrado, ya que el suelo está muy caro”, apunta el head of Indirect Purchasing and Supply Chain controller de UNOde50, Sergio García Díaz.
Además, esta necesidad de ampliar instalaciones y de aproximarse al consumidor está dando lugar a nuevos hubs inmologísticos en ubicaciones secundarias, donde la industria y la logística no tenían cabida. “En España, está volviendo la logística de producción en capitales de provincia de Castilla y León, por ejemplo, es decir en zonas donde no había negocio y a los promotores ahora les interesa logísticamente”, explica el socio de Invertica, Fabián Fernández.
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